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Mi blog

El cuerpo como puerta al momento presente

Aquí y ahora

Hiperestimulados y estresados

En los últimos años nuestras vidas han atravesado enormes transformaciones. La tecnología ha puesto a nuestro alcance posibilidades que para nuestros abuelos e incluso padres eran inimaginables. Esto ha cambiado en muchas formas nuestro día a día facilitándonos la vida en muchos niveles, pero al mismo tiempo nos ha inducido a un ritmo acelerado, incluso frenético. Ha puesto a nuestro alcance toneladas de información a una velocidad que no podemos digerir.

Nos resulta cada vez más difícil mantener la atención enfocada.

Las exigencias y presiones de la vida cotidiana son fuertes. Estamos prácticamente entregados al “hacer” en la batalla por la supervivencia, bombardeados por innumerables estímulos, muchos de los cuales no elegimos.

A veces por la calle o en el transporte público veo a personas que van viendo una serie en su móvil como absortas, incluso cruzando la calle con peligro de no ver un coche o chocar con alguien. Me pregunto ¿disfrutan haciéndolo de esa manera? ¿Qué es lo que les impulsa a actuar así? como compulsivamente, dominados por la pequeña pantalla. ¿Estamos en nosotros mismos? ¿vivimos conscientemente? o solo reaccionamos a los estímulos como autómatas.

Me parece que vivimos bajo una hipnosis colectiva que nos aleja de nuestra verdadera esencia, de un propósito más profundo y elevado que solo sobrevivir o evadirse.

Una puerta a la consciencia

Pinceladas en bioenergética y somática

Allá por la década de los cincuenta ya comenzaba la conexión cuerpo-mente-emoción.

El Psiquiatra Wilhelm Reich y luego su discípulo Alexander Lowen pioneros de la terapia somática y bioenergética dejaron muy claro en sus estudios la relación profunda entre nuestras emociones y el cuerpo.

Señalaron la importancia de expresar los sentimientos. Observaron los bloqueos musculares o “corazas” que se forman al reprimir nuestra ira, miedo, dolor o necesidades a lo largo de nuestra vida. Las más profundas suelen formarse en la infancia. Estudiaron cómo esto influye en nuestra autorregulación y nuestra salud.

Durante mi formación y experiencias en la terapia psicocorporal he vivido tomas de consciencia y transformaciones profundas y he sido testigo de procesos similares en mis compañeros.

Trabajando con la danza, la expresión corporal libre, con la música como estímulo vamos moviendo y soltando energías retenidas en los músculos, tensiones crónicas inconscientes comienzan a desmoronarse liberando emociones. De repente pueden aflorar a nuestra consciencia recuerdos, dolores encapsulados, reprimidos, tal vez durante años, pidiendo ser atendidos, escuchados y liberados.

No siempre es fácil atravesar estas vivencias y deben ir acompañadas del soporte y contención de un terapeuta cualificado.

Me parecería un paso importante para nuestro bienestar integral que estas posibilidades de trabajo corporal terapéutico estuvieran cada vez más disponibles para todos.

Como cierre