Mi blog
El cuerpo como puerta al momento presente
Aquí y ahora
Al haber bailado y ejercitado mi cuerpo desde muy joven para mi es natural sentir esa conexión entre habitar mi cuerpo y el momento presente. No se puede realizar una barra de ballet, una secuencia de pilates suelo o una danza libre sin estar plenamente presente. Esto resulta un entrenamiento en la atención que brinda beneficios en otras áreas de la vida, aprendemos a enfocar la mente, aporta claridad, fuerza y autocontrol.
Las destrezas o habilidades que nuestro cuerpo desarrolle siempre van unidas a cualidades internas que también se desarrollan.
Somos una unidad.
En especial bailando nos unificamos, cuerpo, mente, sentimiento fluyen juntos. Nos invade una sensación de unidad coherente, liviana, ágil y libre de tensiones innecesarias.
Llevo muchos años enseñando técnicas corporales y a menudo veo en los alumnos una desconexión con su cuerpo, o una dificultad para estar aquí y ahora con el ejercicio que estamos realizando o aprendiendo. A veces les lleva 10 o 15 minutos aterrizar en la clase, estar presentes, sentir plenamente su cuerpo, en algunos casos más extremos no llegan a una buena concentración y presencia hasta pasados varios meses o más.
Esto ha sido para mí motivo de estudio y reflexión.
Hiperestimulados y estresados
En los últimos años nuestras vidas han atravesado enormes transformaciones. La tecnología ha puesto a nuestro alcance posibilidades que para nuestros abuelos e incluso padres eran inimaginables. Esto ha cambiado en muchas formas nuestro día a día facilitándonos la vida en muchos niveles, pero al mismo tiempo nos ha inducido a un ritmo acelerado, incluso frenético. Ha puesto a nuestro alcance toneladas de información a una velocidad que no podemos digerir.
Nos resulta cada vez más difícil mantener la atención enfocada.
Las exigencias y presiones de la vida cotidiana son fuertes. Estamos prácticamente entregados al “hacer” en la batalla por la supervivencia, bombardeados por innumerables estímulos, muchos de los cuales no elegimos.
A veces por la calle o en el transporte público veo a personas que van viendo una serie en su móvil como absortas, incluso cruzando la calle con peligro de no ver un coche o chocar con alguien. Me pregunto ¿disfrutan haciéndolo de esa manera? ¿Qué es lo que les impulsa a actuar así? como compulsivamente, dominados por la pequeña pantalla. ¿Estamos en nosotros mismos? ¿vivimos conscientemente? o solo reaccionamos a los estímulos como autómatas.
Me parece que vivimos bajo una hipnosis colectiva que nos aleja de nuestra verdadera esencia, de un propósito más profundo y elevado que solo sobrevivir o evadirse.
Una puerta a la consciencia
Nuestro cuerpo puede ser y ES una puerta a la consciencia, a sentir lo que siento, tantas veces anestesiado, ignorado, por falta de tiempo o por miedo a enfrentarme a como estoy.
Nuestro cuerpo, este maravilloso y asombroso instrumento que nos ha sido dado por un período de tiempo es una puerta a ti, puede ofrecerte información valiosa en todos los planos. Podemos ver al cuerpo como memoria de todo lo vivido, como un registro biológico, emocional y mental de todas tus vivencias.
Suena potente!! ¿verdad?
Es por esto que un trabajo con el movimiento puede ser importante y profundo a la vez.
Hay muchas formas de moverse, muchas técnicas y cada una aporta algo, pero lo más importante a mi manera de ver es que utilices el movimiento de forma consciente, integrativa. No busques ejercitar tus músculos desconectados de tu atención, de tu estar presente en ellos. Es verdad que cada persona tiene distintas necesidades y distintos gustos, no hay un entrenamiento único y perfecto. Debes encontrar la manera que mejor se adapte a tus necesidades, a tu tiempo disponible, a lo que desees conseguir o a lo que disfrutes más.
Te propongo que si decides reservar ese tiempo para tu cuerpo lo hagas con respeto hacia él, con una actitud de aprendizaje, como un ritual que te conecte al momento presente con todo tu ser. Aunque haya “incomodidades” son parte del proceso, si mantienes la “atención plena” descubrirás poco a poco que aflora un disfrute, un gozo natural.
Ante las velocidades y estreses trepidantes de nuestro día a día tomar el compromiso de dedicar unos minutos o media hora a sentir y mover conscientemente nuestro cuerpo es un desafío, pero me atrevo a decir que es también una necesidad, no solo por salud sino por un equilibrio interno que engloba mucho más de lo que creemos.
Pinceladas en bioenergética y somática
Allá por la década de los cincuenta ya comenzaba la conexión cuerpo-mente-emoción.
El Psiquiatra Wilhelm Reich y luego su discípulo Alexander Lowen pioneros de la terapia somática y bioenergética dejaron muy claro en sus estudios la relación profunda entre nuestras emociones y el cuerpo.
Señalaron la importancia de expresar los sentimientos. Observaron los bloqueos musculares o “corazas” que se forman al reprimir nuestra ira, miedo, dolor o necesidades a lo largo de nuestra vida. Las más profundas suelen formarse en la infancia. Estudiaron cómo esto influye en nuestra autorregulación y nuestra salud.
Durante mi formación y experiencias en la terapia psicocorporal he vivido tomas de consciencia y transformaciones profundas y he sido testigo de procesos similares en mis compañeros.
Trabajando con la danza, la expresión corporal libre, con la música como estímulo vamos moviendo y soltando energías retenidas en los músculos, tensiones crónicas inconscientes comienzan a desmoronarse liberando emociones. De repente pueden aflorar a nuestra consciencia recuerdos, dolores encapsulados, reprimidos, tal vez durante años, pidiendo ser atendidos, escuchados y liberados.
No siempre es fácil atravesar estas vivencias y deben ir acompañadas del soporte y contención de un terapeuta cualificado.
Me parecería un paso importante para nuestro bienestar integral que estas posibilidades de trabajo corporal terapéutico estuvieran cada vez más disponibles para todos.
Como cierre
Ante lo expuesto queda más claro el potencial del movimiento corporal
Una breve práctica de estiramientos y respiración puede aportar bienestar y aliviar dolores.
Una práctica más intensa de tonificación puede aportar energías renovadas, claridad mental y fuerza.
Una práctica más prolongada con danza y expresión puede llevarte a una profunda conexión contigo.
Pero tampoco este orden es siempre así, depende de tu atención, de tu apertura, de tu capacidad de estar presente en tu cuerpo, de “habitarlo” plenamente, incluso una sola respiración puede cambiar tu estado.
Sea cual sea tu momento, tu necesidad, tus gustos u objetivos te invito a crear ese espacio para tu cuerpo, para descubrir el beneficio y a la vez el placer que puede aportar moverse conscientemente.